No existe peor momento en el mundo para recibir malas noticias que después de una noche de juerga. En esos instantes uno solo quiere desenchufar la computadora, apagar la bulla e irse a dormir.
Pero cuando estas noticias entran en el disco duro con la contundencia de un virus letal, fuimos, ya no hay vuelta atrás.
Y lo que nos deja, al menos en mi caso, es un dia entero colgado, infectado de insomnio y mal humor.
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